lunes, 30 de junio de 2008

Ghost's free

"¿Vos sos culposa?", le preguntó. Yo me quedé atenta, me resultó una pregunta muy acertada. La miró fijo y disimuló una sonrisa que le asomaba de la comisura. En una pequeña carcajada respetuosa, una especie de palmada de apoyo al estilo hacés lo que podés, sobrevino un "No, para nada".

Está bien, que una viva con la constante sensación de pesadez en el fondo,
de urticaria del lado de adentro del zapato,
de incomodidad punzante,
no significa que los demás deban cultivar los mismos fantasmas.
Que una precise tantas explicaciones es un evento absolutamente personal y, qué joder, hay que poder hacerse cargo.

Y ella, libre de culpas, las citó esa noche. Las deleitó con entrada, primer plato, postre y champagne. Les dijo cuánto las quería y se despidió con palabras.

Al día siguiente capturó a todos los psicofármacos a su alcance y se los mandó con vino.

Vomitó. La encontraron inconsciente en su propio vómito. La internaron, la curaron y la soltaron.
Se pregunta porqué no la mataron. Se pregunta porqué no la dejaron. No se perdona.