miércoles, 7 de mayo de 2008

Retorno in memoriam

Como el amor que llega a destiempo, ese que se añora inútilmente y aparece un día, cuando ya se había olvidado, ofreciendo su corazón desamparado y con una nueva etiqueta...
Así nomás, de repente, se hace presente, para manifestar que el único cobijo de su alma sería apaciguarse junto a la de una.
Entonces sobreviene esa melancolía, ese reconocerse alejada, ese deseo pasado por aguas y puentes. Da gracia la ironía, porque como se está ya ajeno uno puede darse el lujo de reírse.

Pero la injusticia viene acompañada de saber que el deseo actual, el propio, el del demandante que fuera alguna vez acusado también, cualquiera, es tan azaroso que se vuelve insignificante.
Late frente a una la oferta, y degustar es una opción... pero tan desapasionada que da lástima no poder sacar de un bolsillo una cajita de fósforos y prenderse fuego.
Puede ser un simple acto de consistencia, o de pequeño triunfo del amor propio... tomar lo que se entrega, aunque sepa a manjar que lleva demasiados días en la heladera.

Pena por lo efímero, por el desapego, por lo que no fue y por lo que es.
Envidia, también, frente a quien cree en sus motivaciones y arde en deseo, aunque más no sea para autoconsumirse.



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