sábado, 24 de mayo de 2008

Ocaso

Pasillo. Corriente. Camino entre tacuaras.
Viaje al cerrar los ojos. A donde quiera.
Me acosté a recorrer el mundo, a abrigarme un poco de tanto afuera ventoso.

Una burbuja. Un cuarto. Una cama roja, rodeada de cortinas de baño con peces de colores y olas celestes. Mesa de luz de linoleo negro. Lámpara de lava anaranjada. Un teléfono con forma de zapato de taco. Humo de noche arenosa, de viento de playa, de satisfacción garantizada o le devolvemos el importe de su compra.
Sobre la cama la playa, o la carpa y la montaña, o el atardecer entre verdes muelles. Sobre la cama las reuniones entre verdades. Sobre la cama yo con mis fantasmas, con mis citas de múltiples escenarios e interpretaciones, con mis fantasías animadas de ayer y hoy, con mis cuadrículas y desprolijidades.

Sobre la cama... me voy a quedar nadando en la totalidad, dije, sobre la cama.
- Bueno, yo me voy a ir yendo- dijo, sobre la cama.

Cuando puedo dejarme sola no asusta.

- Está bien, dije, y cerré la persiana.