sábado, 24 de mayo de 2008

Lowenstein se niega a dejarme ir.
No me apena, tomará un tiempo hacerle entender que ya esto ha tomado otro caracter. Luchamos. Lowenstein es la defensora del inconsciente, se acerca con enormes pancartas de manifestación, que vea, que escuche, que no reniegue de él. Y yo lo intento, pero no sé hasta qué punto creer en todo esto...

Soy un poco fiaca, es verdad.

Pero también es cierto que la vagancia tiene siempre resultados positivos... porque, en el peor de los casos, al menos te has ganado el ocio malgastado, y eso, en un mundo como el actual, es bastante.