sábado, 14 de julio de 2007

Impresionaba que pudiera andar por la vida sin responderle a nadie... y sin embargo esa contradicción en los hombros, ese aspecto de guerra que solamente poseen quienes responden demasiado.

Me había avisado. Dijo:

"ella se desplaza como un satélite,

a él se lo ve en el puerto a la hora que llegan los barcos.

Hay un lugar donde se encuentran, pero seamos discretos."


Pero no pude evitarlo.
Hay secretos imposibles de guardar. Hay otros que de tan inconfesables ya ni se recuerdan. Él está en lo inevitable. Y es tan contagioso... más aún cuando estás agobiada de tus alrededores, encaprichados con no ser ni un poco especiales (no puedo, no me importa, no me sale, tengo miedo).