miércoles, 5 de diciembre de 2007

Óleo

Como una ola, como aceitando lentamente...

El fin de año me sacude en el agua, me llena los ojos de arena, me oscurece la piel, me masajea el cuello, me abraza, me emociona, me sorprende, me abandona. Otro, otro año, me abandona.
Me regala, me coquetea, me embriaga, como un auto me frena, la automaticidad deshabilitada. Un poco de plastilina pero de la que te daban en el jardín, de la que tenía brillitos y te divertía tremendamente, de la que era toda posibilidades y creación.

Esa jungla de veranos llega. Viene con mucha música. No puedo más que agradecer el pequeño microclima en el que decidí coronar un año de riqueza de miserias y de misiones. Todo puede transformarse. Y todo puede ser luz.
Hoy todo puede ser luz, digo, mientras lamo el cañón de la pistola al acostarme... y sí, cada uno le reza a quien quiere.







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