miércoles, 8 de agosto de 2007

Déjà vu (déjà voulu, déjà bu...)

La primera noche pensé "este pibe es un pelotudo".
Luego, hectáreas acá, exclamé "no puede ser tan pelotudo".
Y tuve una extraña sensación... esto lo he dicho antes...

El sol rota,
el eje del tiempo.
Y una, que se cree tan detenida
ha dado tantas vueltas.

Una espiral, enredada entre el grito y el silencio.
Una hipótesis que cabalga en palabras ajenas, desnuda pero armada.
Una imposible necesidad de café y delitos en la sangre.
Escasez, tantos dientes rotos y tan poco hambre.

¿Sabías que cuando volvés de trabajar estás cansada, dejás tus cosas, vas al baño, empezás a ordenar, te tiras y fumás, te lees unas líneas, te levantás, limpiás, cocinás, te bañás y lavás, te acostás, y de una u otra manera, te decís que hiciste más o menos de lo que debías y cada noche, sabías que cada noche, te preguntás si estás haciendo o no lo que... y nunca sabés bien lo qué... si lo que debieras, lo que quisieras o lo que pudieras...?
Como si cada noche tuvieras que elegir algo.
Sorpresa: cada noche, cada día, cada infinito segundo...

No sé si es placentero o no, pero a veces dan ganas de explotar.





-