viernes, 1 de junio de 2007

Tarde de sed...

Me tomo el atrevimiento de citarte.
- Usted, bonito, al banquito.

"Nosotros nunca hablamos mucho, pero hoy me despertè con ganas de tomar cafè o chocolatada"

¿Qué esperás que diga? Me parece que te olvidaste de todo, de quien eras y de quien soy. Viniste a comprobar... y yo pensé que podría probarte al menos un poquito. Y de repente ya no era un plato tan exquisito, ninguno de los dos.

A veces siento que puedo ganarte... al mismo tiempo, esa sensación de batalla perdida.
No es que haya esfuerzos que no esté dispuesta a hacer... pero no me pidas que juegue a la ruleta rusa, no me hagas pedirte.

Me salía tan bien eso de no hablarte, de evitarte, de esquivarte y de desearte en todos los rincones. Te podés olvidar de lo que querías, desmantelada en los zócalos.
Las alturas nunca fueron para mí, creo en el infinito desde la ultratumba, como en la profundidad del aleph, o como el corazón delator.






No te hice café ni chocolatada.