domingo, 13 de mayo de 2007

Terminar con el suspenso de la neutralidad afectiva

Mi vida en la cama parece tener tantas palabras y tanto silencio... aun no sé si conviven o si al silencio le gusta soñar que es palabra y a las palabras les encanta cubrirse de(l) silencio.

estaba en llamas cuando me acosté

¿Debería darme asco mi cama albergando cenizas?
la camiseta cumpliendo su tercer día
la taza manchada...
y yo en centro, con mi cuerpo y todo.

Me hundo y he comenzado a formar el colchón (qué cómodo cuando saben adaptarse a mis necesidades).

Las dos semanas que siguen tienen su destino marcado. Debo poner orden, debo realizar las tareas acordadas. Debo hacerlo en tiempo y forma, con la eficiencia que me caracteriza cuando hago listas y listas y tacho y priorizo y les pongo numeritos y colores y me odio. Ser un poco madre también, pero intentando evitar la hemorragia, no una mamá sin curitas (y obnuvilada por el paisaje...).

"Debo agregar aquí que, así como importa evitar la conversación trivial, importa también evitar las malas compañías. Por malas compañías no entiendo sólo la gente viciosa y destructiva, cuya órbita es venenosa y deprimente. Me refiero también a la compañía de zombies, de seres cuya alma está muerta, aunque su cuerpo siga vivo; a individuos cuyos pensamientos y conversación son triviales; que parlotean en lugar de hablar, y que afirman opiniones que son clisés en lugar de pensar."
Erich Fromm

La cursiva es mía... (tan mía).
No me gustan estas frases.
A veces Fromm me resulta pelotudo. ¿Cómo puede pensar que haya que amar al hombre todo para poder adquirir la capacidad de amar y, al mismo tiempo, decir tamaña cosa como que hay seres cuya alma está muerta?