martes, 29 de mayo de 2007

Más goodbyes

Náuseas, mareos, presión baja, frío, camillas, fiebre, dolor de cabeza...
Trabajo, agendas, abstinencias. Otro día sin ir al gimnasio...
Padres que van y vienen, camas que se prestan y devuelven, estadías que llegan a su fin (iba a agregar glorioso, pero después parece que mi abandono es completamente merecido y si bien a veces lo pienso, a veces también lo dudo bastante)


/En algún momento, allá hace tiempo, debe haber habido un quiebre, debe haber habido un abrazo que rechacé de puro cansada de caer al piso en esos arrojos hacia brazos que giraban en el último segundo y me dejaban en el abismo. Cómo puede esperarse que ahora acceda naturalmente a tanto cariño y bondad... quizás suene un tanto paranoica, pero vamos, Ud. no sospecharía, más allá de que se tratara de su propia madre?/


No me gustan los ataques de amor. Ojo, tampoco me gustan estos períodos de anorexia de mundo, en los cuales todo me da asco y me convenzo de que no es para mí, de que nada es para mí y de que sería mejor asumir la desposeción en lugar de mantener un estado de alerta frente a la posibilidad de que vuelva a encantarme el mundo con sus chocolates y su lujuria.


Masturbación, reposo, siestas y ayuno. No entiendo bien qué está sucediendo, a veces siento que me preparo para alguna guerra. Sé que no resistiría otra guerra.


Mañana quizás amanezca enferma. Ese pronóstico es más alentador que saber que nada me va a doler, que nada frenará mi rutina y que ni siquiera podré consolarme con mis lágrimas de cuerpo débil. Dudo que llegue a enfermarme, pero qué ganas.

/Mi cuerpo débil tiende al llanto. Ese es el primer signo de que estoy enferma. Llanto y llanto y lloro./