lunes, 21 de mayo de 2007

Semanas de mayo

Estas dos semanas no tenían porqué ser lo que había imaginado inicialmente... eso de que el dramatismo me iba a carcomer en un cuadro de doble entrada, y me iba a sentir tan desesperada. Había pronosticádome en rincones del abismo, casi en fetas desviviéndome por desvivir, pero voraz... y al mismo tiempo reteniendo, porque no era momento de andar poniéndose vagabunda cuando hay que ser hermana mayor.

Sin embargo estuve de lo más viajera. Y paciente. He pensado (he descubierto!) una nueva manera de encogerme: he dejado que el deseo se me adelante. Ya no la ausencia. No he perdido el deseo, lo veo venir. El precio de aprehenderlo puede ser dejar de alimentarme, ir empequeñeciendo como los ojos para mirar a la distancia. En la espera he perdido dos kilos... (pero empiezo a enamorarme nuevamente de mi esqueleto, de pasar por lugares angostos intacta, de la sutileza de no pesar nada).





Cuando pienso en doble entrada pienso "mamá y papá".


paciente + viajera = pajera