sábado, 14 de abril de 2007

en train de te tuer

Debo aprender que lo que quiero no te importa pero no por eso, justamente no por eso, debe dejar de importarme. Una mano tuya sostiene un adiós constante e inefable.


-qué manos suaves tienes!!

Hay ruidos afuera. suspendo la necesidad de tus pasos en los pasillos, afuera.
Algo que se niega, algo que se mezcla, algo que se hunde.

No he logrado disuadir la ilusión en cierto brillo de ojos. Tengo miedo (es lo único que me indica que no he dejado de creer).

Seremos amantes sin conocer jamás aquello que amamos. Por ello la sola forma de la distancia.
Es que querías que fuéramos muchos más que dos, y para mí así no iba... pero qué no diera por un rato de vos entre mis piernas.


Intenté explicarte de mil maneras, con la menstruación atolondrada desde hace 25 años, que no sé porqué me desangro constantemente, y que no es porque no te quiera sino porque supongo que mi femeneidad está tratando de establecer seriamente un argumento.

Te oigo entrar. No estás. Nunca llegaste.
Necesito dejar de aparecerte.