Se lo cuento porque no cree en el psicoanálisis pero tampoco descree de la complejidad del sujeto. Eso y que no registra culpas.
Ni juicio ni castigos.
Ya hemos sido fusilados, dice, mucho antes de cruzarnos acá. Vos y yo, que sin existir nos venimos a encontrar más allá de las derrotas, habiendonos dejado perder todas las batallas. Exonerados.
Así, transparentes de limpios, se nos permiten las recreaciones paranoicas y los límites de la simbolización, las guirnaldas de palabras con las que bailamos el ula-ula.
Obviamente, no nos tocamos. Le escapamos a lo mundano por la cornisa, para seguir siendo columnas en edificios malgastados, para mantener las ruinas, para no olvidarnos.